Entrevista con Douglas Arent, director del laboratorio de energías renovables de EE.UU.
El funcionario opinó que el empleo de materias primas en biocombustibles no implicará necesariamente un alza de precios
Douglas Arent: “Creo que las posibilidades con los biocombustibles son muy atractivas en la Argentina”
Foto: Fernanda Corbani
El debate sobre la utilización de alimentos para la producción de energías alternativas podría resolverse con el desarrollo de nuevas tecnologías. Las proyecciones de los Estados Unidos son optimistas acerca del alcance industrial que, según dicen, logrará la generación energética sobre la base de residuos agrícolas y otras fuentes naturales. Los avances permitirían evitar la competencia con los productos alimenticios, a la cual se atribuye entre un 3 y un 4 por ciento de su encarecimiento, según el índice que elabora el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Así lo expresó Douglas Arent, director del laboratorio de energías renovables del gobierno norteamericano (NREL, por sus siglas en inglés), al recibir a LA NACION en la embajada de ese país en Buenos Aires.
La naturaleza agotable del denominado oro negro y las proyecciones que sitúan el precio del barril por encima de los valores históricos son las causas de la preocupación y de los esfuerzos para el desarrollo de este tipo de energías limpias. Según precisó el funcionario, el año pasado este mercado movió en el mundo US$ 150.000 millones que, según se estima, se triplicará o cuadruplicará en los próximos cinco años.
-¿Por qué los Estados Unidos apuestan a esta energía?
-Hace 30 años que funciona el laboratorio para desarrollar la adopción y el uso de energías renovables. El entorno comercial para estas tecnologías mejoró mucho en la última década; tanto es así, que mundialmente las transacciones en este mercado fueron de 150.000 millones de dólares, y se calcula que se van a triplicar o cuadruplicar en los próximos cinco años.
-¿En qué trabaja el laboratorio ahora?
-En los campos de tecnología de energía solar, eólica, geotérmica y de combustibles alternativos. Además, estudiamos las posibilidades para incrementar nuestra eficiencia energética en distintas áreas, como en automóviles, en edificios y en la industria tecnológica. Trabajamos en sistemas para mejorar las redes eléctricas, el transporte de la energía y la electricidad, y el almacenamiento.
-¿Cómo percibe el futuro de los biocombustibles frente al petróleo?
-Las proyecciones dicen que el precio del petróleo nunca volverá a precios bajos. La utilización de los combustibles alternativos en este entorno es un negocio muy atractivo y seguirá atrayendo inversiones. Las perspectivas son buenas, suponiendo un desarrollo de manera sostenible desde su inserción a través de la producción, hasta su uso final, y suponiendo también que no compitan con las necesidades alimentarias.
-¿Cree que el desarrollo de combustibles alternativos incidirá en un alza del precio de los alimentos?
-Hay un debate reciente muy importante. El índice de precios de alimentos del FMI muestra que de un tres a un cuatro por ciento del incremento de precios de los alimentos responde a la demanda de combustibles alternativos. Por ese motivo, existe una preocupación creciente por evitar que se utilicen los recursos alimenticios para la producción de combustibles alternativos. Hace 10 años que investigamos este tema y creo que las nuevas tecnologías van a hacer que se utilicen más fuentes no alimenticias para evitar la tensión entre ambos usos.
-Entonces, evitar esta competencia queda en manos del desarrollo tecnológico…
-El programa de investigación de los Estados Unidos está orientado a analizar materiales de celulosa para la producción de biocombustibles. El tema es que cada una de las distintas materias primas requiere una tecnología diferente que no se produce en una escala comercial. También hay otros esfuerzos por parte del Gobierno, como son los subsidios a la instalación de plantas comercializadoras de biocombustibles elaborados con celulosas.
-¿Cuáles son las líneas financieras necesarias para el desarrollo de este tipo de energías?
-El apoyo financiero y el entorno regulatorio avanza a pasos agigantados en los Estados Unidos. Ya hay 29 estados que instrumentaron políticas que se basan en la fijación de cuotas mínimas de energía que debe ser producida a partir de fuentes renovables.
-¿Cuál es el potencial de la región y, en particular, de la Argentina para el desarrollo de combustibles alternativos?
-Creo que las posibilidades son muy atractivas en la Argentina porque hay una composición de la matriz energética similar a la de los Estados Unidos.
Atributos independientes
-¿En qué etapa del desarrollo cree que se encuentra el país y cómo cree que será la evolución en los próximos años?
-La energía renovable y las tecnologías tienen atributos muy atractivos independientemente de la etapa de desarrollo en la que se encuentra determinado país o una determinada ciudad.
-¿Usted piensa que la región es un buen lugar para realizar inversiones?
-En realidad, la nuestra es una organización sin fines de lucro. Pero lo que he notado cuando he tenido la oportunidad de hablar con compañías y al leer las noticias es que hay un interés en el mercado de América latina. Obviamente, cada oportunidad de negocio se evaluará en función de lo que resulte más atractivo para cada empresa en particular. Para invertir, una compañía mira diversos factores, como estabilidad, política regulatoria y situación económica.
-¿Qué le diría a una empresa que busca invertir respecto de la Argentina?
-La verdad es que no estoy en condiciones de dar consejos. Les diría que hicieran su propia tarea.
Por Luján Scarpinelli de la Redacción de La Nación
Fuente: La Nación